“
... Afortunadamente, la
Monarquía hereditaria y constitucional posee en sus
principios la
necesaria
flexibilidad y cuantas condiciones de acierto hacen falta para que todos los
problemas que
traiga
su restablecimiento consigo sean resueltos de conformidad con los votos y la
conveniencia de la
nación.
No hay que esperar que decida yo nada de plano y arbitrariamente; sin Cortes no
resolvieron
negocios
arduos los Príncipes españoles allá en los antiguos tiempos de la Monarquía, y esta
justísima
regla
de conducta no he de olvidarla yo en mi condición presente, y cuando todos los
españoles estén
ya
habituados a los procedimientos parlamentarios. Llegado el caso, fácil será que
se entiendan y
concierten
las cuestiones por resolver un Príncipe leal y un pueblo libre. Nada deseo
tanto como que
nuestra
patria lo sea de verdad. A ello ha de contribuir poderosamente la dura lección
de los tiempos.
Sea
lo que quiera mi propia suerte, ni dejaré de ser buen español, ni como todos
mis
antepasados
buen católico, ni como hombre del siglo verdaderamente liberal."
MANIFIESTO DE
SANDHURST. 1 de diciembre de 1874
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