El horror de la
Segunda Guerra Mundial sacudió la infancia de Audrey Hepburn. Mientras ella y
su madre pasaban unos días de vacaciones en Arnhem (Holanda), el ejército nazi
invadió la ciudad y la puso bajo su control. Audrey, que ya de por sí era una
niña flaca y débil, padeció depresión y malnutrición hasta que llegaron los
aliados. Entonces emigró a Londres para estudiar ballet.
Su infancia no
fue fácil y quizá el fantasma de aquellos días la acompañó de por vida. Nacida
en Bélgica, su padre la abandonó a ella y a su familia para
dedicarse a labrar sus simpatías nazis. Vivió la Segunda
Guerra Mundial en los Países Bajos y, como confesó años después, llegó a pasar
hambre
Pasó la II
Guerra Mundial en Bélgica y Holanda, con
el nombre de Edda Van Heemstra, para ocultar su
nombre, que sonaba demasiado inglés. En 1944 trabajaba como bailarina y donaba
dinero a la resistencia holandesa. La liberación de los Países Bajos por parte
de Naciones Unidas la inspiró para colaborar con UNICEF,
siendo ya famosa.
Le marcó la lectura del Diario de Anna Frank.
En sus páginas, y sin saberlo, la niña judía relata el fusilamiento de uno de
los tíos de la actriz.
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